Depresión posparto

Tras el nacimiento de un hijo, son algunas las mujeres que experimentan una depresión posparto o sentimientos de tristeza. La psicóloga Inmaculada Murillo explica en este artículo en qué consiste la depresión posparto y cómo hacerle frente.

Durante el embarazo y el puerperio la mujer va a experimentar una serie de cambios físicos y psicológicos que aumentan su vulnerabilidad a padecer trastornos psíquicos.

La depresión posparto (DPP), propiamente dicha, es un trastorno depresivo moderado o grave que puede comenzar en cualquier momento posterior al parto, ya sean días, semanas o meses. Generalmente la depresión posparto aparece en mujeres que presentan problemas psíquicos previos al embarazo o bien durante éste y/o porque en el parto y posparto han podido sufrir experiencias traumáticas. El parto y el puerperio actuarían como desencadenantes de la depresión o desestabilizando o acentuando patologías ya presentes.

No siempre es depresión posparto

Hay que diferenciar la depresión posparto de la sintomatología que encontramos en la mayoría de los casos, y que se conocen como los baby blues.

Se estima que un 80% de las mujeres que dan a luz sufren algún tipo de alteración del estado de ánimo.

Las cifras varían notablemente de unas fuentes a otras ( 50%-80%), pues es raro que consulten en los servicios de psicología y psiquiatría debido a que los síntomas son poco intensos y la duración breve.

El baby blues, o esos días de tristeza que siguen al parto, se caracteriza principalmente por la aparición “injustificada” de un llanto frecuente, irritabilidad, fuerte ambivalencia y sentimientos de vacío que cursan de forma transitoria desapareciendo paulatinamente en las siguientes semanas. Estas alteraciones en el estado de ánimo son causadas tanto por cambios hormonales como por las vivencias psíquicas que inundan a la mujer antes y después del parto.

Resulta paradójico que en un momento de “tanta felicidad” la mujer se vea sumida en tanta tristeza. El parto (separar) implica alegrías, y también una experiencia de duelo, pues es un momento de cambio en la vida de la mujer. Y como todo duelo irá acompañado de un cierto penar.

Parir es una experiencia emocional tan intensa que las mujeres se pasarán la vida contando (elaborando) una y otra vez sus partos.

A partir del 4º o 5º mes de gestación es frecuente que las mujeres experimenten un agradable sentimiento de completud que tras el parto dará paso a uno de vacío, así como a la reactivación de muchas vivencias infantiles en relación a su propia madre y a su nueva identidad y rol de madre. Este cambio brusco de un estado a otro implica la realización de un intenso trabajo psíquico de elaboración. El éxito en esta empresa dependerá de factores individuales (su carácter, personalidad, vivencias, etc.) y de factores externos (relaciones familiares, de pareja, lactancia, incorporación al trabajo,…)

Prevención y tratamiento de la depresión posparto

Es imprescindible disponer de una buena red de contención que funcione como un soporte en el que la madre se apoye, que la contenga y ayude a elaborar e integrar esta experiencia, pues fallos importantes en este engranaje puede conducir al desarrollo de un padecimiento crónico e, incluso, a una depresión grave.

En esta red, el padre o la pareja juega un papel clave y difícil, pues, además de proteger y cuidar de esa nueva diada madre-bebé, tendrá que elaborar la posición de tercero excluido, ser el observador de ese idilio que se desarrolla entre su mujer y su hijo.

Y la abuela, tendrá que hacer de madre de su hija, pero no del bebé, animando a la nueva madre, infundiéndole confianza de poder ser una mamá suficientemente buena.

Resulta bastante saludable abandonar la idea de madre perfecta y des-idealizar la maternidad como vivencia de plenitud y absoluta felicidad. Darse un tiempo para recuperarse, tolerando un cierto desorden, sin la exigencia de ser capaz de calmar y colmar siempre al bebé.

Y sobre todo, cuando la situación sobrepase, buscar ayuda, un espacio donde la mujer y su pareja puedan poner en palabras su sufrimiento y pensar en su nueva identidad de padres y en ellos como pareja antes de que se vea seriamente afectado el vínculo con el bebé y se instale la inestabilidad en el entorno familiar.

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